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Ylenia Baglietto, Actriz. Campeona de la interpretación

La voz de Ylenia Baglietto (Eibar, 1986) es energía mezclada con risa. Llega a través del teléfono como una estampida. Se ha recuperado de la gripe al 110 %. Y ahora se encuentra en Madrid, entre un ensayo y la representación del musical ‘Mamma Mía’ en el Teatro Rialto de la Gran Vía. “Alterno las tres ‘protas’ desde agosto”, dice. Y acaba de estrenar en la Fundación March la ‘Medea’ de Georg Anton Benda que protagoniza Carmen Conesa. Ylenia no para.



RECIBIÓ un Premio Ercilla a la mejor actriz revelación por su papel en La Gaviota de Chéjov, comparte desayuno con un abanderado del bilbainismo andante como el también actor Lander Otaola, ha sido Farolín de los últimos carnavales de la Villa y lleva siendo vecina del Botxo una buena parte de su vida. Compartió piso en Egaña, ha vivido en Múgica y Butrón y en Calixto Legina, aunque ahora resida en el barrio de la Asunción. Ylenia Baglietto es una bilbaina de Eibar que, en estos momentos, trabaja en Madrid. “En los autobuses de ALSA me hacen pasillo”, ironiza. Proyectos teatrales, su participación en la serie Acacias 38 y los rodajes han hecho de Ylenia una habitual del trayecto Bilbao-Madrid desde hace tiempo. Ya de pequeñita, cuando aún se llamaba López, Baglietto pisaba fuerte. La actriz se volcó en el deporte a muy temprana edad. “A los cuatro años practicaba gimnasia rítmica. A los nueve empecé a competir. Gané el campeonato de España en 2000, 2001 y 2002. Hasta los diecisiete entrenaba cinco horas al día. Entre estudiar y entrenar no me quedaba tiempo para nada más”, evoca. Tuvo que elegir entre la gimnasia y el violín “porque no restaban horas en el día; sé algo de solfeo, pero aún tengo clavada la espinita de la música y creo que me la terminaré sacando”.


NOMBRE ARTÍSTICO

Otra cosa muy importante que Ylenia debió elegir fue nombre artístico. “Era conocida en el mundo de la gimnasia por mi carrera. Y para la interpretación consideré mejor crear otra figura distinta. Me pregunté cuál de mis apellidos podría usar. Una de mis abuelas era Baglietto. Y mi nombre significa Elena en italiano. La decisión se tomó sola. Es increíble, porque desde entonces empecé a trabajar sin parar”, explica. “El apellido de mi amama Isabel viene de muchas generaciones anteriores. Al parecer, el primero fue un mercader italiano que llegó con sus siete hijos varones a la comarca del Bajo Deba y… empezaron a procrear. En toda esa zona abundan los Baglietto, también en Eibar, y he ido coincidiendo a menudo con otros en todas partes”, relata Ylenia. La intérprete, hija de una óptica y un maestro industrial amantes de la música y las artes, cuenta entre sus abuelos con un trompetista y una profesora de gimnasia. Su hermana menor, Andrea, también es actriz, además de haber realizado estudios de diseño de moda.

Antes de terminar el bachillerato, Ylenia planteó en casa su intención de dedicarse a las tablas. Completó el bachillerato científico y sacó buena nota en selectividad por si debía arriar velas y optar por el asalto a la licenciatura en Psicología, se fue a Irlanda a aprender inglés y se matriculó en la Escuela de Teatro de Getxo. No resultó preciso recoger trapo y achicar agua. Recibir el diploma y empezar en Goenkale, de ETB, fue todo uno. Tres temporadas de singladura. Y, de ahí, viento en popa.

En parte, gracias a Tatiana Nagornova. “La gimnasia y el teatro se parecen. En ambas disciplinas tienes que perseverar, ya sea entrenando, ya sea ensayando, durante muchísimo tiempo, para luego mostrar al público lo que has preparado. Tienen muchísimas cosas en común. Tanto que, cuando estudiaba arte dramático, me di cuenta de que había cosas que para mí ya eran normales, como el concepto del espacio en el escenario: yo lo aprendí al trabajar los conjuntos con mis compañeras de gimnasia”, evoca la artista.


“Es maravilloso que cada vez se ruede más en Bilbao” .

La familia de Ylenia Baglietto forma parte del 50 % de eibartarras que eligen Bilbao para las compras y el ocio urbano. “La otra mitad van a Donostia, ya sabéis”, indica la actriz. Así, con sus padres, fue como conoció la ciudad. Después, compartió piso en Egaña con un amigo pianista y una amiga. Hasta irse a vivir con su pareja. “Me encanta esta ciudad. Todas las zonas en las que he vivido poseen su magia”, afirma.

“Es maravilloso que cada vez se rueden más series y películas en Bilbao. No solo se consigue que se vea la ciudad fuera, sino que supone trabajo para el sector, sobre todo en el ámbito técnico. Están empezando a contratar técnicos fuera porque los de aquí están todos ocupados”, subraya. “Ésta es una ciudad preciosa. A mí no hay cosa que más me guste que pasear por la Ría y, si es de noche, mejor”, concluye.


“La gimnasia y el teatro se parecen: en ambas disciplinas tienes que perseverar, ya sea entrenando, ya sea ensayando, durante muchísimo tiempo”
“El deporte te enseña a perder, desde pequeña sabes que no siempre ganas”

Tatiana Nagornova

“Además hay algo muy bonito que te da el deporte: te enseña a perder. Desde pequeña sabes que no siempre ganas. Esperas el oro en una competición y, de repente, quedas la última. Ahora, en mi profesión, esa experiencia me ha dado mucha-mucha fuerza, porque el oficio de la interpretación está lleno de noes”, reflexiona. “Si te llaman de dos castings de cada diez que pasas, tienes suerte”, añade. Entonces ¿quién es Tatiana Nagornova? Su guía en el universo de la disciplina. “Era la entrenadora de gimnasia. Le tengo mucho cariño. Era muy dura. Ha sido una persona muy importante en mi vida, me ha enseñado muchísimas cosas. Yo soy sagitario, soy fuego, soy muy emocional. Pero gracias a Tatiana soy disciplinada en el trabajo y, si me propongo un objetivo, me esfuerzo a muerte para conseguirlo. Lo aprendí de ella”, recalca. Además de su participación en el musical Mamma Mía, Baglietto acaba de estrenar Medea de Georg Anton Benda que protagoniza Carmen Conesa, dirige la también bilbaina Marta Eguilior y luce vestuario de la sopeloztarra Betitxe Saitua. Irá a Mérida con la obra. “Espero poder volver a trabajar pronto en Bilbao. Por ahora voy a rodar una película en Álava, así que ya me voy acercando”, concluye con una gran carcajada. Suena al fondo un ding-ding en el Rialto. Ylenia Baglietto regresa al escenario. “Me voy a cantar y bailar. ¿Qué te parece?”.


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