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Foto del escritorProducciones RosPalas

El Orgullo de las series españolas diarias

Actualizado: 8 may 2021

  • «Mercado central», «Servir y proteger», «Acacias 38» y «Amar es para siempre» son las ficciones que La 1 y Antena 3 emiten por la tarde de lunes a viernes y cuentan con personajes homosexuales, bisexuales y trans.

  • ABC PLAY habla con sus guionistas e intérpretes con motivo del Día Internacional del Orgullo LGTB

Luimelia y Maitino son dos acrónimos creados por los propios espectadores de las series diarias de época «Amar es para siempre» (Antena 3) y «Acacias 38» (La 1). Luimelia es el nombre con el que se conoce en «Amar» a la pareja formada por Luisita (Paula Usero) y Amelia (Carol Rovira); y Maitino es como se bautizó en «Acacias» al romance entre Maite (Ylenia Baglietto) y Camino (Aria Bedmar).

No es la primera vez que estos dos títulos u otros seriales españoles ( «El cor de la ciutat», a principios de siglo) tienen personajes que pertenezcan al colectivo LGTB (Lesbianas, gais, transexuales y bisexuales), pero sí, quizás, que tengan una comunidad fan visible e internacional; basta leer los comentarios de los vídeos (algunos con subtítulos en otros idiomas) que recopilan las escenas protagonizadas por estas parejas.

También pasa con Germán (Francesc Cuéllar) y Javier (Agus Ruiz), de la contemporánea «Mercado central» (La 1), o Nacha (Silvia Sanabria), la policía abiertamente lesbiana de «Servir y proteger» (La 1), cuya mala suerte en el amor motivó la etiqueta en redes sociales #UnaNoviaParaNacha. Este último título fichó hace un año a la actriz trans Lara Martorell como Ángela, una inspectora también trans.


Cómo surgió el amor


Durante una de las reuniones de los guionistas y actores de «Acacias», Aria Bedmar (25) comentó lo «gracioso» que sería que su personaje acabara enamorándose de una mujer debido a su rechazo a los hombres tras haber sido violada. Lo que ella no esperaba es que, dos meses y medio después, Camino acabara enamorándose de su profesora de pintura, Maite. «Es la primera persona que no le trata como una niña cuando le acaba contando [su pasado]», desarrolla Bedman. Lo llamativo de la trama es que sean «dos mujeres en 1914», pero también «su diferencia de edad». «Maite ya había tenido relaciones con otras mujeres, pero no podía decirlo ni mostrarlo», cuenta Ylenia Baglietto.

Los guionistas de «Amar» tampoco concibieron a Luisita como «una chica que se enamorara de otra», sino como la hija de los Asturiano, recuerda su guionista Diana Rojo. Pero, en la siguiente temporada, el personaje de Amelia llegó a la Plaza de los Frutos para revolucionarla. «Amelia se define como lesbiana; Luisita… lo único que tiene claro es que está enamorada de Amelia», matiza Rojo. «Hay gente que no se tiene por qué definir, que tiene dudas sobre su identidad, aunque se enamore de alguien concreto», justifica.

Al coordinador de guion de las cuatro temporadas de «Servir y proteger», Tirso Calero, se le ocurrió el personaje de una inspectora trans viendo la película «Una mujer fantástica» hace varios años. «A TVE le pareció bien y enseguida hicimos el cásting; buscábamos intérpretes transexuales que tuvieran algo de experiencia», recuerda Calero, que en ningún momento barajó otras opciones. «Podía salir bien o mal. El riesgo era que no había muchas actrices trans con mucha experiencia… en España. Poco a poco, y gracias a productos como "Veneno", van surgiendo», amplía.

En este policíaco, los conflictos del personaje no nacen de su identidad, sino de su profesión; durante esta temporada también apareció durante unos capítulos una abogada trans de cincuenta años basada en Carla Antonelli. «Tampoco han hecho mucho hincapié en el tema trans; es algo anecdótico que se dijo al principio y no se volvió a contar hasta el momento que estuve con el personaje de Miguel [Sergio Mur]», cuenta Lara Martorell. Fue entonces cuando él la rechazó inicialmente tras descubrir que ella era trans. «Es algo que sucede en la vida real; muchas veces nos rechazan por el qué dirán o los prejuicios íntimos», sostiene.

El personaje del rebelde Germán, en «Mercado central», sí fue concebido como un chaval homosexual. «Había salido del armario ante sus padres con 13 años de forma convencida y siempre lo ha tenido muy claro», cuenta Francesc Cuéllar (27). «Lo bonito es que le pasan cosas que pueden pasarle a cualquier adolescente; su trama tiene que ver con su relación con sus padres, etc.», defiende. A lo largo de esta primera temporada, su personaje tiene además una relación con el nuevo gerente del mercado, Javier, mayor que él. «La diferencia de edad no ha sido un problema, ni para ellos, ni para nadie del mercado», celebra el actor. El verdadero conflicto de este amor ha sido «la mochila que cada uno llevaba a su espalda, independientemente de su orientación sexual».

Los límites del horario y la época


Pero al contar las historias de estos personajes hay varios límites. Uno de ellos es el horario. «Esa franja impide mostrar determinadas escenas violentas o sexuales independientemente de la inclinación sexual», aclara Tirso Calero. «Si nuestro público fuera más joven o estuviera a otra hora, lo trataríamos de manera más descarnada. Por convicción, evitamos el morbo. Nos interesa más el sentimiento que el pecado», comenta el coordinador de guion de «Acacias 38», Miquel Peidro.

En su caso hay que sumarle otro límite: la época en que está ambientada la ficción. «Intentamos darle una mirada a los hechos desde el siglo XXI sin traicionar los valores de principios del XX», explica Peidro. Él sabe que la relación de Camino y Maite sería «unánimemente condenada» en la realidad, pero la «incomprensión absoluta» por parte de los otros personajes les volvería «antipáticos para el público», pues «la historia bonita es la de ellas dos». Así que optaron por suavizarlos («No lo veo bien, pero es su vida...»).

Algo similar ocurre con «Amar», aunque ambientada en la Transición. «En los años setenta es imposible contar una historia como la contarías en la actualidad fundamentalmente porque estaba prohibido; existía la ley de peligrosidad social y acababan en la cárcel», admite Diana Rojo. El serial, siempre empapado por la época, se ha hecho eco de la primera manifestación del Orgullo en España (Barcelona, 1977) y ha «ficcionado» esta misma semana que Luisita y Amelia organizan una iniciativa similar en Madrid. Su relación siempre ha tenido algo de comedia ligera, rodeada de «personajes positivos y blancos», recalca la exguionista de «Amar», Eva Baeza, que reconoce no haberse cortado al mostrar el afecto entre ellas, cada vez más intenso.


La responsabilidad


Sobre estos cuatro títulos, ambientados en el pasado y presente, parece recaer cierta responsabilidad social. Para Tirso Calero, coordinador de guion de «Servir y proteger», es incluso mayor al emitirse en una televisión pública: «Hacemos una serie para todos los públicos y transmitir formas de conducta y cosas que pasan en la realidad; intentamos ayudar a la ciudadanía contando problemas y cómo resolverlos».

«Me parece más importante la representación en este tipo de series que llega a todos los hogares en un horario donde lo está viendo gente mayor, adolescentes...», celebra Diana Rojo. Sin embargo, la guionista de «Amar» señala que «no se le puede pedir a una única ficción representar un universo», pues «dentro de una comunidad también hay diversidad de opiniones»; por eso entiende que haya fans enfadados por cómo se trataron las dudas de Luisita. Prestar tanta atención a una historia así, según ella, es síntoma de que todavía no hay suficientes ficciones que hablen del colectivo LGTB.

Para Lara Martorell es «revolucionario e infinitamente necesario» su papel como comisaria trans en «Servir y proteger»; aunque su personaje se despidió en marzo, con posibilidad de regreso («Hemos visto muy poco personal...»), los adolescentes que ven la ficción con sus padres o abuelos siguen contactando con ella, pues «Ángela les ha motivado a dar el paso o a ser intérprete».

«¿Dónde estamos las personas transexuales en las ficciones? ¿No existen? Porque en la vida real sí», critica. La actriz, de mala malísima en «Veneno», defiende la necesidad de que directores de cásting, productoras y plataformas les tengan más en cuenta para contar sus historias… Las exitosas y las castigadas. «Ya que tenemos pocos papeles, que los pocos que se están asignando en las series, se los den a mujeres transexuales. No porque una mujer no pueda hacer de trans, ¡claro que sí! Pero las trans solo podemos hacer de trans… Es muy raro que una mujer trans haga de mujer cis», reivindica. «Que la G ya está. La L también. La B, cada vez mejor. Pero la T todavía estamos pisoteadísimas».


 


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